Sintonizando el ritmo de la energía

Por Víctor J Falcón Borges

Aprender a manejar el cambio y el orden que guían la energía universal es clave para poder contribuir efectivamente al cuidado del ecosistema.

“El aspecto más triste de la vida actual es que la ciencia gana en conocimiento más rápidamente que la sociedad gana en sabiduría.” 

Isaac Asimov

Esto es posible cuando sintonizamos los dos flujos energéticos que movilizan nuestro cuerpo-mente y a la sociedad en el desarrollo de tecnologías, y el que persigue la actuación consciente de la población. No es extraño que los premios Nobel de Medicina, Física y Química 2021 estén vinculados con los procesos fisicoquímicos que operan en nuestra biología, el funcionamiento del clima y tecnologías químicas nóveles que protegen el ecosistema.

Cuestión de flujos

Las organizaciones modernas demuestran el potencial del ser humano. Su efectividad radica en la aplicación de más entropía (mayor dinamismo), aunque con menos gasto de energía operacional y organizacional canalizada en los dos flujos citados:

  • Primer flujo de energía: Usando la mejor tecnología, la EFICACIA y sin efectos nocivos; la eficiencia.
  • Segundo flujo de energía: Con equipos humanos (EFICACIA al asociarnos), que operan con eficiencia en el manejo de recursos.

Ambos flujos de energía se han incrementado en magnitud y rapidez en el transcurso del siglo pasado. Antes caminábamos por senderos improvisados y hoy circulamos por vías de alta velocidad, como si se tratasen de autopistas energéticas, con nuevas tecnologías que han transformado nuestra forma de vivir y demandan encontrar nuevas fuentes de energías renovables, con factibilidad técnica, económica y logística; cambios profundos que han incrementado la complejidad y que nos exigen adaptaciones rápidas ante sus nuevas realidades.

Autopistas energéticas: Dos vías de alta velocidad

La “primera autopista energética” genera tanto desorden que su control escapa a nuestras capacidades humanas, por lo que el universo no nos lo ha delegado totalmente, por el contrario, interviene y controla. La conducta y comportamiento del contingente humano se ha diseñado y perfeccionado desde el comienzo de la vida, resultados que están almacenados en el inconsciente colectivo de la humanidad, la supra energía que contiene todo el aprendizaje de la vida y de nuestra especie, resguardado por millones de años, y que se despliega permanentemente en el fenomenal desarrollo de la humanidad, “la segunda autopista energética”.

La energía de cada persona y la energía colectiva contenida en su asociación, propulsa la entropía hacia el cambio y el orden para reforzar las competencias y capacidades de la especie y de mantener activa la fuerza impulsora, guiada también por la entropía, presente en el sentido de propósito de cada uno de sus integrantes.

Ser responsables o ser descartados

Todo lo que se desvíe de las simples reglas expresadas en las leyes de la energía, evolutivamente será desincorporado, descartado permanentemente. Puede parecer una reflexión exagerada, por lo que conviene recordar que el cuerpo humano no lo manejamos nosotros, lo hace el universo mediante el sistema nervioso autónomo, la gerencia de nuestra supervivencia; además, todo lo que ya no nos hace falta fue olvidado en el discurrir del tiempo: el pelaje, las garras, el olfato de los mamíferos, la visión nocturna, los cortos intestinos de las aves, la sangre fría de los reptiles… ya no están presentes en los humanos.

Lo que acabamos de describir no son cuentos de camino, son una realidad física y bioquímica, y aun cuando transcurre en largos periodos de tiempo, es indetenible, por lo que aprender a hacer un mejor uso de la energía universal para nuestro beneficio y sobrevivencia, vale la pena.

Hacernos conscientes de los riesgos que estamos corriendo al dañar nuestro ecosistema, percatarnos que lo que pase en el futuro depende de la actitud de cada uno de nosotros y de nuestra contribución para sobrevivir, nos permitirá reasumir la marcha por la ruta correcta (y sin piloto automático) en estas dos grandes autopistas por la que fluye la energía de nuestro planeta y de nuestra existencia.

Aprender a usar la energía requiere que nos interesemos por conocerla mejor; nuestra sabia respuesta a la responsabilidad que tenemos con el ambiente al alinearnos colectivamente con los dos flujos energéticos del universo y movilizarlos con nuestras fortalezas internas para alcanzar la evolución sostenible de la sociedad.

“Si existe algún conflicto entre el mundo natural y el moral, entre la realidad y la conciencia, la conciencia es la que debe llevar la razón.” 

Henry F. Amiel

 

Escrito por

Víctor José Falcón Borges

El Don de la Energía

www.eldondelaenergia.com

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Del autor

Víctor José Falcón Borges

BChem, BEng (Chem), MEng (BioChem), MBA, AMIChemE

Soy Víctor José Falcón Borges, profesional de la química, ingeniería química y bioquímica y administración de empresas, docente de pre y posgrado, con experiencia en ciencias gerenciales y negocios, pero también un amante la naturaleza, la vida y la familia.

Por más de 40 años me he dedicado de forma sostenida a la consultoría gerencial, trabajando con empresas líderes, dando soporte a proyectos de relevancia y usando metodologías propias, con la convicción que la tecnología no es suficiente sin una buena gestión gerencial que alinee los recursos humanos y la conservación del medio ambiente que nos sostiene.

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