Manejar mi mente es movilizar el conocimiento que esconde y usarlo de forma consciente para cuidar el ambiente.
«El primer paso para aprender a monitorear los pensamientos: pensar en lo que estás pensando.»
Si aplicamos CUATRO ESTRATEGIAS PERSONALES: 1- focalizar mi energía; 2- manejar mi mente; 3- narrar conocimientos y 4- crear hábitos automáticos para recuperar el ambiente, las cuales toman en cuenta e integran las leyes de la energía del universo en nosotros, podremos contribuir a su rápida recuperación y proteger la vida.
Recuperar mi energía escondida y usarla.
La energía que requiere el ecosistema para recuperarse de la crisis ambiental proviene de quienes también somos la causa de su afectación; somos una especie superior por nuestro cerebro evolucionado y por la adaptación comunitaria al medio ambiente agresivo que adquirimos durante las glaciaciones, sequías y variados desastres naturales.
Nuestra fortaleza energética personal consiste en aprender a entregar a la sociedad y al ecosistema la energía universal que vamos captando, la cual transferimos a la colectividad en calidades que varían según el nivel de desarrollo de la conciencia que cada uno va alcanzando.
Requisito indispensable: Tener la Licencia de Manejo de nuestra mente.
La mente inconsciente almacena y esconde el 97% de nuestra experiencia y conocimientos, la guía del universo para ahorrar energía y sólo utilizarla cuando la necesitemos; se encarga, entre otras cosas y por intermedio del sistema nervioso autónomo, de las decisiones que tienen que ver con nuestra sobrevivencia.
Aprender a recuperar el vasto aprendizaje del inconsciente es clave; consiste en trasladarlo a la mente consciente en porciones discretas según lo vayamos necesitando, la forma de traerlo a la realidad para con él tomar decisiones inteligentes que nos garanticen una actuación exitosa.
Para transportar este aprendizaje oculto nos valemos de la energía de los pensamientos con los que percibimos el entorno e interpretamos lo que sucede utilizando la información acumulada en el inconsciente, con lo cual damos respuestas que deben coincidir con las creencias acumuladas en nuestra vida, aceptando lo que concuerda con lo que creemos o rechazando lo que no.
El fundamento para el uso efectivo de la energía mental personal: “Asegurar la calidad de la información que utilizamos del entorno y combinarla con pensamientos fundamentados en creencias constructivas y racionales que nos dejen actuar, sustituyendo las que nos limitan”.
Si aprendemos a manejar nuestra mente siguiendo estas guías, podremos controlar los motivadores de la conducta humana, los que, según el psicólogo del desarrollo de la inteligencia, Edward De Bono, usamos para tomar nuestras decisiones: el miedo a no poder sobrevivir, la avaricia (o codicia) ahora condicionada al cuido del ambiente, o la iniciativa para actuar, en lugar de dejarnos llevar por la flojera (o pereza) tan generalizada en los humanos.
Domar el potro interior para mantener el rumbo.
Prestar atención a nuestros pensamientos es la clave, pues la mente inconsciente es muy complaciente. Edmundo Velasco, experto en PNL (Programación Neurolingüística), ilustra lo anterior con un caballo brioso difícil de domar, el inconsciente, que requiere de un jinete que lo guie, el consciente.
Este potro de forma natural trata de complacernos en todo lo que le pidamos, sin mediar su conveniencia, prudencia, moralidad o ética, por lo que es necesario hacer intervenir el 3% de la mente consciente de forma voluntaria, con la cual modular lo que nos sugiere el inconsciente con la realidad y refrendarlo con los valores morales y éticos contenidos en el aprendizaje evolutivo de la humanidad que nos sirven de referencia.
Los pensamientos nos permiten vincularnos tanto con el conocimiento y las experiencias alcanzadas por la humanidad como con el sentido gregario de nuestra especie que nos orienta a operar asociadamente, de forma colectiva.
Energía mental para la recuperación ambiental.
Canalizamos los pensamientos utilizando el lenguaje, dándole el sentido, el propósito y la entonación que deseamos con las emociones y sentimientos contenidos en las ideas, palabras y frases que pensamos y hacemos evidentes al pronunciarlas o escribirlas. Pensamientos que, al expresarlos con positivismo, decisión, interés y seguridad, transforman la energía que contienen en la efectividad de nuestras acciones.
En lo personal, cuando “creemos” que el esfuerzo por lograr un ambiente saludable es fundamental, que es más alcanzable al asociarnos con los demás, la efectividad se manifiesta, pues compartimos información de mejor calidad, concentramos más energía física y emocional y utilizamos pensamientos cargados de sentido y entusiasmo para encontrar soluciones sensatas para un problema real y colectivo como lo es el calentamiento global.
Los peligros están a la vista, la activación de las capacidades energéticas mentales de tu persona constituye un aporte de energía insustituible para contrarrestarlos y están a la espera de la decisión de incorporarte de forma consciente a la misión de recuperar el ambiente, tu libre elección.
«La guerra nuclear, el colapso ecológico y el ascenso de tecnologías disruptivas como la inteligencia artificial: esas son tres amenazas que realmente pueden destruir la civilización humana si no las manejamos correctamente.»