Los Bosques: Pulmones del Planeta

Por Víctor J Falcón Borges

21 de marzo

Día Internacional de los Bosques

Si hay algo que sea más importante que otras cosas para garantizarnos la vida en un ambiente saludable, confortable, respirable, amigable, compartible, protector y disfrutable… son los Bosques: Pulmones del Planeta.

“El camino más claro hacia el Universo es a través de un bosque salvaje.»

John Muir

Naturalista

Los bosques han sido nuestros compañeros desde que teníamos por techo las estrellas; nos alojan y permiten respirar y, con frecuencia, pasan inadvertidos a nuestros sentidos. Recordar su importancia y reflexionar acerca de la amistad que les estamos ofreciendo es nuestro homenaje en su día.

Desde hace 2700 millones de años cuando las cianobacterias oxigenaron el ecosistema e hicieron posible la vida, los árboles han sido la mejor representación de la reciprocidad en la naturaleza cuando, usando el agua y la luz solar, crearon el proceso para capturar el CO2, un gas irrespirable, volverlo parte de su estructura vegetal y producir a la vez oxígeno, el otro gas que sí nos permite respirar.

Los bosques en la prehistoria eran más extensos y frondosos gracias a la abundancia de oxígeno, con lo que alimentaron a los grandes dinosaurios; los mamíferos, más pequeños, ajustamos su evolución a nuestras medidas.

Razones de sobra para amar a los bosques

Razones hay de sobra para amar, cuidar y proteger los bosques:

  • Nos dan oxígeno para vivir las 24 horas del día, 7 días de la semana y 365 día del año, limpiando la atmósfera de gases tóxicos; sus raíces acondicionan los suelos, los protegen de la erosión por las escorrentías, aumentan su porosidad, los mantienen húmedos para permitir el ingreso de nutrientes.
  • Son muy limpios, pues sus desperdicios, hojas, frutos o sus tallos cuando dejan de existir, se reciclan en ellos mismos luego se ser procesados en el suelo.
  • También nos proporcionan sombra, disminuyen la evaporación del agua conservándola en los acuíferos para nuestro uso y evitan temperaturas extremas en los suelos; controlan el clima con la transpiración del agua derivada de la fotosíntesis (ciclo del agua), distribuyen las masas de aire con su follaje, controlan la cantidad de lluvias y se encargan de nivelar las temperaturas a escala mundial.
  • Nos proveen también madera y otros productos de la riqueza forestal: alimentación, cosmética y agro combustibles.
  • ¡Y los beneficios no terminan aquí! Son refugio y hogar de animales y otras plantas de las cuales también dependemos para asegurar la cadena alimenticia y el reciclaje; son el laboratorio y hogar para la biodiversidad de la naturaleza y un maravilloso deleite para nuestros sentidos.

Y sí, hay muchas más que merecen destacarse y que no figuran aquí. Te invito a que te hagas eco de ellas con tu comunidad y entorno para darlas a conocer.

Culturas diferentes respiran el mismo oxígeno

Todos respiramos el mismo oxígeno, estemos donde estemos.

Desarrollé mi hogar en un terreno anexo a una zona verde con una pequeña porción que me fue asignada para su guarda y custodia. Sembré árboles, los que pude y me permitió el espacio, para abrirles camino hacia las alturas.

Mientras que en mi país era normal recoger las hojas secas del suelo para la limpieza y mantener las buenas costumbres del orden (actividad que algunos consideran molesta), en otros países y poblaciones que ocupan lugares boscosos, de manera muy natural, recogen las hojas en otoño, las reciclan en el pasto o fabrican abono.

El contacto con bosques o, por el contrario, su ausencia, es tal vez la razón de las diferencias de actitud que se hacen evidentes entonces, aunque al fin y al cabo el oxígeno que respiramos tiene un único origen, los bosques, quienes lo distribuyen para todos en la atmósfera del mundo, movilizándolo con la energía de la naturaleza para quienes vivimos en zonas áridas o arboladas.

La fuerza arrastrante del «desarrollo»

Los bosques nos han acompañado durante toda nuestra evolución, aunque constantemente hemos ido invadiendo sus espacios en pro del “desarrollo” urbano; más tierras para la agricultura y cría o la explotación de sus recursos.

Hasta la Edad Media, los bosques cubrían el 50% de la superficie terrestre y, en la actualidad, unos 3.900 millones de árboles ocupan solo el 30%. Lo más preocupante es que los efectos devastadores se han multiplicado a finales del siglo XX y, entre 2000 y 2012, se han perdido 230 millones de hectáreas de bosques y hemos aumentado las emisiones de CO2 a 30.000 millones de toneladas de carbono al año, cantidades que los bosques que restan no tienen la capacidad de procesar.

Abrir una nueva puerta y avanzar

Comenta la gente sabia, que agredir a quien nos protege es síntoma de demencia, y, por lo que estamos observando con los bosques, la sociedad necesita urgentemente de la atención de un galeno especializado, que nos revele las puertas que se nos abren para encontrarnos con bosques protegidos por gente inteligente, la conciencia racional que viene en nuestro auxilio y nos motiva a respirar en una atmósfera oxigenada resguardada por nosotros mismos.

Cuida y protege con todas tus fuerzas, inteligencia y sabiduría a los bosques, pues gracias a ellos respiramos cada día; ellos son los pulmones de la naturaleza y de la vida en nuestro planeta.

«Cuando una puerta se cierra se abre otra; pero a menudo miramos tan largamente y con tanta pena en la puerta cerrada, que no vemos las que se abren para nosotros.”

Alexander Graham Bell

Científico e inventor

 

Escrito por

Víctor José Falcón Borges

El Don de la Energía

www.eldondelaenergia.com

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Del autor

Víctor José Falcón Borges

BChem, BEng (Chem), MEng (BioChem), MBA, AMIChemE

Soy Víctor José Falcón Borges, profesional de la química, ingeniería química y bioquímica y administración de empresas, docente de pre y posgrado, con experiencia en ciencias gerenciales y negocios, pero también un amante la naturaleza, la vida y la familia.

Por más de 40 años me he dedicado de forma sostenida a la consultoría gerencial, trabajando con empresas líderes, dando soporte a proyectos de relevancia y usando metodologías propias, con la convicción que la tecnología no es suficiente sin una buena gestión gerencial que alinee los recursos humanos y la conservación del medio ambiente que nos sostiene.

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